Orlando Gil
@orlandogildice/Tomado de Listin Diario
SEGUNDA
VUELTA.- Escuchar a los voceros oficiales y oficiosos de oposición es
un ejercicio fascinante, cautivante, enriquecedor. La tortilla se volteó
y ahora las encuestas, todas, se expresan a favor, pero no porque den
ganador a Luis Abinader, sino porque aseguran doble vuelta.
Preguntan y
dicen que si las elecciones fueran hoy el tanto por ciento mayoritario
favorece a Danilo Medina, solo que en ocasiones no sería tan suficiente
como el cincuenta más uno para garantizar el triunfo del candidato
oficialista. Afirman, y se regodean, de que existe una tendencia, y esa
tendencia es a la doble vuelta, y en la segunda vuelta Abinader se
impondría a Medina. Ninguna de las mediciones lo dice así, a lo claro,
pero los oponentes se mecen en esa cuna y el niño la mar de feliz. Hasta
Guillermo Moreno celebra la posibilidad de la segunda vuelta, y sería
cosa de loco, pues sus números se hallan tan distantes del primero y
segundo lugar que una doble vuelta no haría más que marearlo más. Pues
no solo no alcanzaría la meta, sino que tampoco haría de comodín, de
bisagra, luego de haber satanizado por igual al gobierno y a la
principal fuerza de oposición. No obstante, se deja seducir, fascinar,
cautivar por la segunda vuelta…
GAGÁ,
GULOYA.- Los oficialistas, por el contrario, bailan gagá como si fuera
música guloya. Lo primero sea lo primero. Tienen sus propias encuestas, y
son tantas que puede equivocarse una, pero no todas. Pudieron haber
dejado pasar la Gallup-Hoy, pero se dieron cuenta que la operación era
contraria a sus intereses. Los encantaban con un baile de guloyas y la
celebración era de gagá. Mataron la inocencia, y esperan no haber
fracasado como Herodes, pues al poner su causa en manos de terceros, si
no cavaban su tumba, por lo menos se ponía a las puertas del cementerio.
El poder, que es lo que está en juego, es algo demasiado importante
para respetar protocolo. Además, advirtieron elementos extraños, y sobre
todo recordaron que el que se agacha a tomar el jabón en baño de preso,
aunque resbale o se levante rápido, no la cuenta. Que una encuesta
colombiana que nadie conocía, que otra mexicana de la que no se había
oído hablar, que el inicio de una guerra de mediciones sin que los
oficialistas tiraran la primera piedra, eran situaciones a considerar...
SIN
RONQUIDO.- Los oficialistas se dieron cuenta de que el método de
lectura de la guardia es provechoso. Nunca al derecho, siempre al revés.
La intención del voto es importante, y debiera ser elemento decisivo.
Pero no. Entre percepciones conviene la más favorable. Por ejemplo, no
importan los porcentajes y ese juego perverso de primera o segunda
vuelta, y resultan mejores otras dos: ¿Quién cree usted que ganaría las
elecciones? El más alto porcentaje responde que Danilo Medina. ¿Cree
usted que los comicios se decidirán en primera o segunda vuelta? En
primera vuelta. Aunque el presidente Danilo Medina se constituye en la
excepción. No se duerme, ni deja que se duerman sus leales. Reitera que
hay que buscar los votos, de ser posible, debajo de las piedras, e
incluso anunció que estará en las calles desde el pasado fin de semana
hasta el 13 de mayo; sería el último día de campaña. La oposición no lee
como la guardia, e interpreta ese pronunciamiento, y la frenética
actividad que lo acompaña, como signos de debilidad. Piensa que si
tuviera las elecciones ganadas, se dedicara al sueño, como cualquier
bestia después de un hartazgo…
ARROYO
CANO.- Los oficialistas se molestaron con el spot en que aparecían
Danilo Medina y Miguel Vargas comiéndose a pedazos, y como si fuera el
más dulce de los bizcochos, el poder y las demarcaciones nacionales. Sin
embargo, lo dejaron pasar. Eran tiempos de holganza y de vagancia y la
campaña no había entrado en sus buenas. Los descuidos eran permisibles, y
el presidente Medina habló de dar gabela a la oposición. Ahora no. Por
la razón que fuera, ni descuido ni gabela. El más reciente spot presenta
la realidad de Arroyo Cano, la patria chica del mandatario, y ninguna
comunidad más olvidada. La primera puñalada no provocó sangre, pero no
así la segunda. Ni siquiera a borbotones, sino río incontenible. La
respuesta no solo fue rápida, sino contundente. Arroyo Cano, si no es
tacita de oro, se le aproxima. Y la propaganda de la oposición no solo
se repliega, sino que se vale de la insidia para abandonar ese escenario
de guerra. Denuncian la persecución de los actores de la publicidad en
cuestión. Aunque todavía no se llega a ese extremo…